Republicado. Originalmente publicado 24 de septiembre de 2021 @ 10:46
Se leen y escuchan muchas informaciones respecto a la utilidad de la vacuna contra el covid19, muchas de ellas bastante desinformadas incluso de gente de salud o políticos. Que sí es útil o no, que los riesgos de complicaciones son mayores a los de la enfermedad que supuestamente protege, que están inyectando grafeno o chips G5 para controlar a la población. Mucho mito inventado en las redes sociales.
Para dar un poco de luz sobre las vacunas, discutiremos hoy sobre qué son, su historia, cómo funcionan, y cuál es su utilidad pensando en un escenario de una catástrofe del tipo que sea.
Una época de enfermedades mortales y su solución
El ser humano ha convivido desde sus orígenes con virus, bacterias y otros microorganismos patógenos, algunos leves, algunos mortales. De ellos se ha defendido con un sistema inmune natural, que es de nacimiento y no requiere del aprendizaje que se obtiene tras entrar en contacto con un invasor. Proporciona una respuesta inmediata pero sin memoria de sus encuentros con los agentes extraños, no lleva un registro de los antígenos extraños específicos y no ofrece ninguna protección constante frente a una futura infección. Todo el sistema de inmunidad innata o natural es una respuesta general al invasor.
Sin embargo, esta inmunidad natural tiene un apoyo importante en la inmunidad adquirida, adaptativa o específica. Dicha inmunidad mejora una vez que se ve expuesto a un patógeno por primera vez, creando una memoria de ese encuentro, de tal forma que la segunda vez que el patógeno lo ataca, está mejor preparado y monta una reacción de defensa mucho mayor y dirigida específicamente a ese agente extraño. Sus rasgos característicos son la capacidad para aprender, adaptarse y recordar.
El problema del sistema inmune innato o «natural» es que la primera infección puede ser mortal o dejar secuelas graves que invalidan de por vida al afectado. Por ejemplo, viruela, poliomielitis, difteria, meningitis, cólera, ántrax rabia, tétanos, tifus, encefalitis, sarampión, paperas, rubéola, varicela, neumonía, hepatitis, etc. Cualquiera de esas enfermedades, en su primera infección puede dañar o matar a la persona, sin darle la oportunidad de tener una segunda infección.
Pero, en 1796 el médico Edward Jenner observó que las recolectoras de leche que adquirían una viruela bovina (similar a la humana pero más suave), quedaban a salvo de enfermar de viruela común, mucho más grave. Así que probó su teoría en un niño (en una experimentación que tengo serias dudas que pasaría un comité de ética actualmente), inoculándolo primero con viruela bovina y después que se recuperó de dicha enfermedad, inyectándole viruela humana. El niño no se enfermó. Desde ahí se masificó la vacunación, bajando las tasas de infección y muerte por viruela humana hasta desaparecer. La viruela es la primera y única enfermedad erradicada del Planeta Tierra. La segunda generación de vacunas llegó casi 100 años después, en 1880, de la mano de Louis Pasteur, que desarrolló vacunas contra el cólera aviar y el ántrax. Fue él quien introdujo los términos vacuna y vacunación, en homenaje a Jenner y su viruela de la vaca.
Pero la verdad es que la vacunación como tal empezó mucho antes, porque ya en el siglo X se conocía una práctica similar de inoculación de viruela en China (Sí, los chinos nuevamente adelantándose siglos a los Europeos). Y en 1718, hay una documentación de inoculación similar por una viajera británica.
Así que las vacunas cumplen el propósito de generar inmunidad adquirida contra la enfermedad mediante la estimulación de la producción de anticuerpos. Esto se logra inoculando formas debilitadas o muertas del microbio, sus toxinas o una de sus proteínas de superficie. El sistema inmune es estimulado y guarda un registro de este agente, de modo que puede reconocer y destruir más fácilmente cualquiera de estos microorganismos que encuentre más adelante. Al inocular partes del microbio o microbios atenuados, la enfermedad que produce la vacuna tiende a ser mínima y a veces hasta asintomática. Por lo que deja al individuo protegido contra el segundo ataque sin grandes problemas. Teóricamente, como veremos más adelante.
Las vacunas no sólo protegen a quien la recibe. Cuando se alcanza un porcentaje elevado de personas vacunadas e inmunes, el microorganismo comienza a ver dificultada su cadena de contagios. Los casos comienzan a disminuir porque los no vacunados no son alcanzados por gente enferma que los pueda contagiar. Es lo que llamamos «Inmunidad de rebaño», que se logra cuando hay entre 80-90% de personas inmunizadas.
Como decíamos, hay distintos tipos de vacunas, según qué se inocula:
- Vacunas vivas atenuadas: son microorganismos cultivados en condiciones donde atenúan sus propiedades patógenas. Generan una respuesta inmunológica más duradera y son las más usadas en adultos. El problema es que el microorganismo no está inactivo, y puede provocar la enfermedad completa en personas inmunodeprimidas. Ejemplo: fiebre amarilla, sarampión, paperas, varicela.
- Vacunas inactivas: los microorganismos han sido tratado con productos químicos o calor, causando la muerte del patógeno (o su inactivación en el caso de los virus -ya que no están vivos-), pero manteniendo su estructura. Evita el problema de las vacunas vivas atenuadas, ya que no ataca al huésped aunque esté inmunodeprimido. Genera menos efectos secundarios pero la inmunidad alcanzada es de menor intensidad y dura menos, por lo que suelen requerir dosis de refuerzo. Ejemplo: algunas vacunas de la gripe, rabia y hepatitis A.
- Toxoides: son componentes tóxicos inactivados procedentes de los microorganismos, que son los que realmente producen la enfermedad en vez del microorganismo. Ejemplo: tétanos, difteria.
- Subunidades, recombinantes, polisacáridas y combinadas: utilizan partes del germen. Generan una gran respuesta dirigida a partes claves del microorganismo. Pueden usarse en pacientes con sistemas inmunes debilitados. Usualmente requieren dosis de refuerzo para tener protección continua. Ejemplo: Haemophilus influenzae del tipo B, Hepatitis B, Papiloma Humano.
- Vector recombinante: combinando el cuerpo de un microorganismo con el ADN de otro, se puede crear inmunidad contra patógenos que tienen procesos complicados de infección. Este sistema ha permitido crear vacunas contra algunas enfermedades, así como también inmunoterapias contra el cáncer, enfermedades autoinmunes, alergias.
- Vacuna de ADN: Insertando ADN del microbio dentro de celulas de animales o humanas, generan una respuesta inmune que ataca dichas celulas, con una respuesta inmune a largo plazo. Son vacunas de fácil producción y almacenamiento.
- Vacuna de ARN: similar al anterior, pero utilizando ARN viral. También se estudia su uso para cáncer.
Gracias a la vacunas que se han inventado, se ha podido erradicar de la planeta a la viruela como dijimos. Y la rubéola, la poliomielitis, el sarampión, las paperas, la varicela y la fiebre tifoidea están casi eliminadas. Hay otras que aún persisten, como la hepatitis, meningitis y gripe, pero gracias a las vacunas, no producen patologías ni complicaciones graves en los vacunados.
Uno de las dificultades que tienen varias vacunas es que requieren refrigeración y cadena de frío para mantenerse funcionales. Además, se producen en algunos centros de investigación alrededor del mundo, por lo que se necesita un sistema de transporte expedito para poder distribuirse en todo el mundo. Estos dos factores se complican en situaciones de catástrofe local o mundial, como veremos a continuación.
Situaciones de Catástrofe y Vacunas
Como vimos, las vacunas necesitan a veces dosis de refuerzo para mantener su protección. Y de una cadena de frío para mantener su funcionalidad mientras están almacenadas. Ante esto, podemos imaginar que sucede en situaciones de catástrofe, donde se pierde la energía eléctrica por varios días y semanas con la consiguiente interrupción de la cadena de frío, o donde es imposible distribuir las vacunas y llegar a quienes las necesitan por daño en las vías de transporte.
Cada enfermedad y paciente será distinto. Puedes sufrir una herida y si no cuentas con vacuna antitetánica, corres el riesgo de enfermar de Tétanos. La mala sanidad por inundaciones o cortes de agua potable pueden desencadenar brotes de fiebre tifoidea o cólera. El caos y la falta de transporte interrumpe los programas de vacunaciones nacionales (algo que también están haciendo los antivacunas de otra manera), lo que puede generar reaparición de enfermedades prácticamente desaparecidas, como la poliomielitis o la difteria.
Como sugerencia, se debe contar con todas las dosis del programa de inmunizaciones, para no llevarse sorpresas cuando no hay centros de salud disponibles ni movilización fácil. Especialmente importante en niños, adolescentes y ancianos. Si se avecina una catástrofe o un caos social, tal vez sea bueno recibir una vacuna extra de refuerzo contra la rabia y el tétanos, ya que sufrir heridas será muy probables, y dichas vacunas requieren refuerzos que no estarán disponibles.
Otro problema que ha salido a la luz con la pandemia de Covid19 es la desinformación de los antivacunas. En 2019, la Organización Mundial de la Salud catalogó a los movimientos anti-vacunas como una de las principales amenazas a la salud mundial. Amenaza que nació con la vacunación, principalmente por razones religiosas o de libertad. En la actualidad, el movimiento antivacunas ha aumentado gatillado por el elaborado fraude médico publicado por el exinvestigador británico Andrew Wakefield en 1998 sobre que el Timerosal (un conservante que contiene mercurio que es rápidamente eliminado por el organismo y no produce daño) producía autismo y otras enfermedades intestinales. En el 2004, un periodista destapó el engaño y a Wakefield se le prohibió ejercer la medicina en Gran Bretaña. Sin embargo el daño ya estaba hecho.
Desde entonces, noticias abiertamente inventadas, u otras alteradas o malinterpretadas, han llevado a que muchos no se vacunen, quedando en riesgo de sufrir la enfermedad o impidiendo la aparición de la inmunidad de rebaño. Desafortunadamente las redes sociales son más efectivas en transmitir información falta inventada por cualquier desconocido sin conocimientos, que en transmitir información válida de fuentes informadas y científicas. Lo ideal es sólo informarse de entidades y personas reconocidas por canales oficiales, no en grupos de whatsapp ni en videos difundidos por Youtube o Facebook. Esto a pesar que hay muchas publicaciones que intentan desacreditar con teorías conspiranoicas justamente a los canales y entidades oficiales, como la OMS, ONU y similares. Hay que evitar transmitir y replicar estas publicaciones que dañan la credibilidad sin pruebas.
El ser humano ha logrado vivir bastante años, gracias a los avances en sanidad de las ciudades, lucha contra la desnutrición, uso de antibióticos, y a la vacunación amplia de grandes comunidades. Las situaciones de catástrofes impiden muchos de estos factores de avance de la humanidad, lo que explica la disminución de la esperanza de vida en países sometidos a terremotos, guerras civiles, sequías y hambrunas. La vacunación es uno de los temas que cualquiera que quiera estar preparado debe tener en consideración. Puedes revisar otro tema de como prepararse en este post.
Última actualización: mayo 16, 2024 por Morpheuz