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Cabras: las vacas de bolsillo para la autosuficiencia

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Leche, carne y resiliencia en tamaño compacto

Imagina la escena: despiertas temprano, todavía con los ojos medios pegados, sales al patio con la taza de café en la mano, y en lugar de gallinas cacareando, escuchas ese característico “meeeeh” de tus cabras pidiendo desayuno. Te acercas al pequeño establo y ahí están, mirándote con sus ojos curiosos y ese aire travieso que siempre llevan. Las ordeñas y de pronto tienes un par de litros de leche fresca para el día, que bien pueden transformarse en queso casero, yogur o incluso en un simple café con leche, pero con un sabor incomparable.

Las cabras son, para quienes buscan autosuficiencia, animales estratégicos. No ocupan tanto espacio como una vaca, no requieren hectáreas de pastizales, y sin embargo te dan leche, carne, cuero y hasta estiércol de altísimo valor para fertilizar el huerto. Son rústicas, inteligentes, resistentes y, aunque a veces pueden sacarte canas verdes escapando o mordisqueando lo que no deben, también son animales llenos de personalidad que terminan formando parte del paisaje cotidiano de la granja.

En tiempos de crisis económica, sequías o inestabilidad en los precios de la leche y la carne, tener cabras puede marcar la diferencia entre depender del supermercado o contar con una producción casera estable y renovable.

Ventajas de criar cabras

La primera ventaja evidente es su tamaño manejable. Mientras que una vaca requiere un campo entero y un corral grande, una cabra puede mantenerse en espacios mucho más reducidos, incluso en parcelas pequeñas o terrenos periurbanos. Esto convierte a la cabra en la “vaca de bolsillo”: lo suficientemente pequeña para adaptarse a patios medianos, pero lo bastante productiva para sostener a una familia.

Su leche es muy valorada no solo por su sabor, sino porque muchas personas intolerantes a la lactosa la digieren mejor que la de vaca. Tiene una textura cremosa, un ligero dulzor y es perfecta para preparar quesos artesanales. A nivel mundial, más gente consume leche de cabra que de vaca, aunque en países occidentales no sea tan común.

Además, la carne de cabra es magra, sabrosa y parte importante de la dieta en África, Asia y América Latina. No es tan popular en Europa o Norteamérica, pero poco a poco se ha ido revalorizando como una carne saludable y sostenible.

Otro punto fuerte es su resiliencia. Las cabras se adaptan a terrenos áridos y difíciles, comen arbustos, ramas y pastos que otros animales rechazarían. Son excelentes “desmalezadoras”, ayudando a limpiar terrenos y a controlar vegetación invasora.

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Y por último, no podemos dejar de lado el aspecto emocional: las cabras son animales curiosos, juguetones y sociables. A veces parecen perros traviesos, siguiéndote por el patio o subiéndose a cualquier cosa que les parezca un desafío. Esto hace que criar cabras no sea solo una cuestión de supervivencia, sino también una experiencia entretenida.

Espacio y alojamiento

Aunque no requieren tanto como una vaca, las cabras sí necesitan espacio para moverse y alimentarse. La recomendación mínima es de 10 m² por cabra en corrales, aunque si tienes pastizales abiertos, mucho mejor. Una cabra feliz es una cabra que puede caminar, explorar y mordisquear.

El refugio debe ser sencillo pero bien pensado: un techo para protegerlas de la lluvia y el sol, paredes parciales para cortar el viento y un piso seco. El exceso de humedad es enemigo de la salud de las cabras, así que preocúpate de mantener siempre su espacio ventilado y sin charcos.

Y aquí viene la parte crítica: los cercos. Si algo caracteriza a las cabras es su capacidad para escapar. Saltan, empujan, trepan y prueban cada rincón de la cerca como si fueran artistas del escape. Lo mínimo recomendable es una malla firme de al menos 1,5 metros de altura, bien tensada y sin huecos. Si tu cerco tiene un punto débil, te lo van a mostrar en menos de 24 horas.

Algunos criadores usan cercos eléctricos de bajo voltaje como refuerzo, lo que suele funcionar muy bien. Pero en cualquier caso, no subestimes la astucia de una cabra aburrida.

Alimentación

Existe el mito popular de que las cabras comen de todo, incluso latas. La realidad es que son muy selectivas y prefieren brotes tiernos, hojas, ramas y hierbas. Lo que sí es cierto es que son más flexibles que vacas o caballos en cuanto al tipo de forraje que aceptan.

Su dieta básica debería incluir:

  • Forraje verde: pasto variado, arbustos, hojas de árboles frutales o de sauces.
  • Heno: indispensable en invierno o en épocas secas, ya que asegura fibra y buena digestión.
  • Granos y concentrados: avena, maíz o pellet específico para cabras, sobre todo si son lecheras.
  • Suplementos minerales: especialmente sal y calcio. Muchas veces se usan bloques minerales para que las cabras los laman según necesidad.
  • Agua limpia: siempre disponible.

Un consejo práctico es ofrecerles ramas podadas de frutales o arbustos. Además de nutrirlas, se entretienen masticando y ayudan a mantener sus dientes en buena forma.

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Leche de cabra: un tesoro blanco

La producción de leche es quizá el mayor atractivo de la cría de cabras. Una cabra lechera puede dar entre 2 y 4 litros diarios, dependiendo de la raza y el manejo. Eso significa que con dos o tres cabras puedes tener más leche de la que tu familia necesita, con excedentes para hacer quesos o intercambiar con vecinos.

La leche de cabra tiene glóbulos de grasa más pequeños que la de vaca, lo que facilita su digestión. Su sabor varía según la dieta y el manejo: bien cuidada, es dulce y cremosa, aunque si el corral está sucio o la higiene del ordeño es deficiente, puede adquirir un gusto fuerte que a algunos no les agrada.

A nivel práctico, la leche de cabra es excelente para elaborar quesos frescos, quesos madurados, yogur, kefir y mantequilla. Con un poco de práctica puedes convertir tu patio en una pequeña quesería casera.

Razas recomendadas

Si tu interés principal es la leche:

  • Saanen: la “reina lechera” de las cabras, blanca, dócil y de gran producción.
  • Alpina: versátil, resistente y muy productiva.
  • Nubiana: produce leche con mayor contenido graso, ideal para quesos.

Si buscas carne:

  • Boer: raza sudafricana famosa por su crecimiento rápido y carne de buena calidad.
  • Criollas: menos productivas en cantidad, pero muy rústicas y adaptadas a climas difíciles.

En sistemas mixtos, muchos optan por cruces que combinan rusticidad con productividad lechera.

Reproducción y manejo de crías

Las cabras suelen entrar en celo en otoño. La gestación dura unos 150 días (5 meses), y los partos generalmente dan entre 1 y 2 cabritos. En buenas condiciones, una cabra puede parir cada año, asegurando continuidad en la producción de leche y carne.

Las crías nacen con buen tamaño y se ponen de pie rápidamente. Se recomienda dejarlas con la madre al menos unos días para recibir calostro, que les aporta defensas vitales. Luego, según el sistema, pueden criarse junto a la madre o separarse para ordeñar la leche.

Salud y prevención de problemas

Las cabras son bastante rústicas, pero no invulnerables. Los principales problemas sanitarios son:

  • Parásitos internos: frecuentes si pastorean en áreas húmedas. La desparasitación periódica y la rotación de potreros son fundamentales.
  • Problemas en las pezuñas: si no se recortan cada 2-3 meses, crecen demasiado y provocan cojeras.
  • Mastitis: inflamación de la ubre en cabras lecheras, que se previene con higiene en el ordeño.
  • Neumonías: producto de corrientes frías o refugios húmedos.

La clave está en mantener un refugio seco, limpio, con buena ventilación y aplicar medidas preventivas de forma constante.

Rutinas prácticas

  • Cada día: dar alimento, revisar agua, ordeñar si son lecheras.
  • Cada semana: limpiar el refugio, revisar el estado de salud.
  • Cada mes: recorte de pezuñas, control sanitario y revisión de cercos.
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Aunque requieren más atención que gallinas o conejos, las cabras entregan mucho más volumen de alimento a cambio.

Cabras y supervivencia

En un escenario de crisis, las cabras son un verdadero seguro de vida:

  • Proveen leche diaria que puede transformarse en múltiples productos.
  • Ofrecen carne y pieles como recurso adicional.
  • Se alimentan con recursos que otros animales no aprovechan (ramas, arbustos).
  • Son transportables: si necesitas moverte, llevar cabras es más factible que desplazar vacas.

En muchas regiones áridas del mundo, las cabras han sido literalmente la línea entre sobrevivir y morir de hambre. Su capacidad de adaptarse a climas extremos y a dietas pobres las convierte en una especie insustituible en la autosuficiencia.

Desventajas y desafíos

No todo es perfecto. Las cabras tienen un carácter curioso y a veces destructivo. Si entran a tu huerto, lo dejarán pelado en cuestión de minutos. También son maestras del escape: si tu cerco tiene un punto débil, ellas lo encontrarán.

Además, requieren más espacio y cuidados que animales pequeños como conejos o gallinas, lo que puede ser una limitación en entornos urbanos. Y, aunque su leche es excelente, no a todos les gusta el sabor, sobre todo si han tenido malas experiencias con leche mal manejada.

Si ya diste tus primeros pasos con aves o conejos y quieres avanzar en autosuficiencia, las cabras son la siguiente gran etapa. No solo te dan litros de leche y carne de excelente calidad, sino que además son animales entretenidos, llenos de personalidad y capaces de transformar un patio en una granja funcional.

Sí, requieren cercos firmes, limpieza y cierta dedicación, pero la recompensa es enorme. En un mundo incierto, las cabras son como una “vaca portátil”: resistentes, versátiles y siempre listas para darte alimento y recursos valiosos.

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