Hablemos del agua… ese recurso que damos por sentado en la ciudad, pero que en la montaña se vuelve literalmente oro líquido. En un trekking, manejar bien el tema del agua puede ser la diferencia entre una experiencia genial o un verdadero suplicio.
Así que, si vamos a meternos en cerros, quebradas o senderos escondidos, más vale saber cómo, cuánto y cuándo hidratarse, además de cómo conseguir agua si te estás quedando corto. Aquí va la ampliación para que no te pille la sed desprevenido.
La importancia del agua en el trekking
Primero lo obvio: cuando haces trekking, tu cuerpo pierde líquidos a través del sudor, la respiración y el esfuerzo físico. Incluso en clima frío, donde no sentís tanto calor, el cuerpo se deshidrata igual. Y lo peor es que muchas veces no nos damos cuenta hasta que ya estamos con dolor de cabeza, mareados o con calambres.
¿Te ha pasado? Ese momento en que el sol pega fuerte, la mochila se siente más pesada y ya no te queda ni una gota en la botella… Créeme, es una de las sensaciones más frustrantes en plena ruta.
¿Cuánta agua hay que llevar?
La cantidad ideal puede variar, pero hay algunas reglas generales:
- Para rutas cortas (2–4 horas): al menos 1 litro por persona.
- Para rutas medias (4–8 horas): 2 a 3 litros por persona.
- Para rutas largas o travesías (más de 8 horas o varios días): mínimo 3 litros diarios, y un plan para reponer agua en el camino.
Ojo: si hace calor o el terreno es exigente, esa cantidad puede duplicarse. El cuerpo lo pide, y no siempre da señales amables.
¿Botellas o sistema de hidratación?
Depende del estilo de cada quien, pero te dejo las dos opciones más comunes:
- Botellas de agua (tipo Nalgene o reutilizables): Son resistentes y fáciles de rellenar. Ideal si haces pausas frecuentes.
- Bolsa de hidratación (camelback): Te permite tomar agua sin parar, solo chupando el tubo. Muy útil en rutas largas o cuando no quieres detenerte mucho.
Yo uso una mezcla: camelback para el camino y una botella aparte con electrolitos o sales minerales (más adelante te explico por qué eso es clave).
¿Dónde encontrar agua en la naturaleza?
Si la ruta es larga y no puedes cargar toda el agua desde el inicio, debes identificar puntos de recarga. Aquí entra el juego de la planificación:
- Estudia el mapa: busca ríos, esteros o vertientes.
- Consulta con locales o en blogs especializados.
- Lleva un sistema para filtrar o purificar el agua, porque aunque parezca limpia, nunca se sabe.
Métodos para purificar el agua
Ahora sí, vamos a lo importante. Nunca tomes agua directamente de un río o estero sin tratarla. Puede tener microorganismos como Giardia o E. coli que te van a mandar directo al baño (si es que tienes uno cerca… lo cual, en el cerro, lo dudo).
Aquí van las opciones:
- Filtros portátiles: tipo LifeStraw o Sawyer. Son pequeños, ligeros y muy eficientes.
- Pastillas purificadoras (cloro o yodo): matan virus y bacterias, pero pueden dejar sabor raro.
- Hervir el agua: 1 minuto a ebullición (más si estás sobre 2000 metros). Es efectivo, pero necesitas fuego.
- Botellas con filtro incorporado: como las Grayl, que purifican al presionar o apretar.
Mi favorita: un buen filtro portátil y unas pastillas como respaldo. Liviano, confiable y sin complicaciones.
Electrolitos: no solo agua
Muchas veces tomamos agua, pero igual sentimos fatiga. ¿La razón? Estamos perdiendo sales minerales (sodio, potasio, magnesio) con el sudor, y el agua sola no las repone.
Solución: lleva sobres de electrolitos o bebidas isotónicas en polvo. Yo suelo echar uno en una botella cada 2 o 3 horas de caminata, y se nota la diferencia. Menos calambres, más energía, y evitas ese clásico «bajón» de la tarde.
Tips finales sobre el agua en trekking
- Toma pequeños sorbos frecuentes, en vez de atragantarte cuando ya tienes sed.
- Protege tus botellas o bolsa de hidratación del sol para que no se caliente demasiado.
- Si vas a zonas muy frías, el agua puede congelarse (sí, literal). Guarda la bolsa dentro de la mochila o cerca del cuerpo.
- Siempre lleva más agua de la que crees necesitar. No te arriesgues por ahorrar peso.
En resumen, el agua es tu mejor amiga en cualquier caminata. No hay nada peor que estar deshidratado en medio de la nada, con la lengua pegada al paladar y sin saber si queda mucho para la próxima fuente.
Y tú, ¿cómo gestionas el agua cuando sales al cerro? ¿Tienes alguna técnica casera para purificar o una marca de filtro que te haya salvado más de una vez? Cuéntamelo en los comentarios. ¡Así aprendemos todos!