Supervivencia y Desastres

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Parto de emergencia: qué hacer, sin pánico y paso a paso

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Nota antes de empezar: en un parto lo más seguro siempre es un centro de salud o personal capacitado. Si hay forma de llamar o trasladarse, hazlo. Lo que sigue es una guía de último recurso para cuando la ayuda no llega, como en algún desastre o apocalipsis.

Imagínate: cortes de luz, carreteras cerradas, cero señal. Y de pronto… ¡contracciones! Te sube la adrenalina, tragas saliva y piensas: “¿y ahora?”. Tranquilo. Vamos a aterrizar qué hacer antes, durante y después, cómo cuidar a la madre y al recién nacido, y un puñado de tips que no suelen salir en los libros pero sí salvan la jornada.

1) Antes de que empiece: preparación y señales

Tu mini “plan de parto” en emergencia

Si estás embarazada (o convives con alguien que lo está), arma un kit obstétrico dentro del botiquín/kit de emergencia:

  • 2 a 3 paños o sábanas limpias (ojalá hervidas y secas, o selladas).
  • 8 a 10 toallas o paños absorbentes (limpios) para secar al bebé y a la madre.
  • Guantes limpios (ideal esterilizados o desechables).
  • Alcohol gel, jabón en barra, tijeras limpias y cordones/zuncho limpios (para el cordón umbilical solo si fuese estrictamente necesario cortarlo).
  • Bolsas zip o bolsas de basura (para residuos).
  • Una manta o frazada térmica.
  • Linterna frontal y baterías (tu EDC debería tener una).
  • Revisa y complementa con tu botiquín de emergencias y tu kit EDC.

Consejito de oro: practica lavado de manos “obsesivo”. Jabón, agua, uñas cortas. Si no hay agua, alcohol gel y toallas limpias. La limpieza vale más que cualquier instrumento.

Señales de que el parto está realmente en curso

  • Contracciones regulares que se vuelven más seguidas e intensas (por ejemplo, cada 3–5 minutos).
  • Pérdida de líquido (la “bolsa” se rompe).
  • Ganas irrefrenables de pujar y sensación de presión muy baja.

Una regla casera para decidir traslado (si es posible) es la 5–1–1: contracciones cada 5 minutos, que duran cerca de 1 minuto, sostenidas por 1 hora. Si además hay sangrado tipo regla, líquido con olor fétido o verde (meconio), fiebre o dolor “raro”, salta a modo emergencia.

Prepara el lugar (aunque sea en 5 minutos)

Si estás lejos de ayuda y ya hay contracciones muy seguidas o ganas de pujar, prepara el lugar.

  • Espacio limpio, tibio, con privacidad.
  • Enciende una luz estable (linterna frontal > celular).
  • Extiende sábanas/paños limpios y reserva toallas para secar al bebé y a la madre.
  • Agua + jabón para lavado de manos meticuloso (dedos, uñas, entre los dedos). Si no hay agua, alcohol gel. (Como referencia: CDC recomienda frotar ≥20 s, la OMS detalla la técnica paso a paso). 
  • Prepara tijeras limpias y dos lazos (cordones limpios, cinta, hilo dental sin sabor), para cortar el cordón.
  • Si puedes, hierve o somete a vapor el material 20 min para desinfectarlo; deja secar. (Es una medida de baja tecnología para contextos remotos). Si tienes tiempo, esteriliza todo.

Apoya con voz tranquila y contacto visual. Parece poca cosa, pero baja el miedo y el dolor.

Señales rojas (suspende todo y busca asistencia sí o sí)

  • Hemorragia abundante (sangrado que empapa toallas rápidamente).
  • Bebé muy prematuro (mucho antes de término).
  • Presentación anómala (nalgas/pies primero visibles; no tracciones).
  • Prolapso de cordón (ves el cordón por fuera antes del bebé).
  • Fiebre alta, convulsiones, dolor insoportable “distinto” a contracciones.
Leer  El botiquín supervivencialista

Si puedes moverte con seguridad o comunicarte, prioriza el traslado.

2) Durante el parto: acompañar, no “intervenir”

Ambiente y posiciones

  • Higiene: manos lavadas, guantes limpios, superficie limpia.
  • Postura: la madre elige. Acostada de lado, en cuclillas, de rodillas apoyada en una silla… Lo que alivie y permita gravedad.
  • Respiración: acompaña con ritmos cortos durante la contracción y más largos al terminar. Tú marca el compás con calma: “inhala por la nariz, suelta por la boca…”.

Cuando “corona” la cabeza

Verás la cabeza asomar y retroceder varias veces. Tranquilo: es normal. No metas los dedos dentro. Coloca un paño limpio tibio en el periné (la zona entre vagina y ano) solo para confort. No jales al bebé. Sostén y guía con suavidad si es necesario.

¿Y si el cordón se ve alrededor del cuello?

Sucede a menudo y casi siempre se maneja fácil: intenta pasar la vuelta del cordón por sobre la cabeza con suavidad cuando la cabeza ya salió. Si no se puede, generalmente el bebé nace igual; deja que el cuerpo gire y salga, luego atiendes el cordón. La mayoría de los “cordones al cuello” no causan problemas serios. 

Solo en un caso extremo (cordón tan apretado que detiene el nacimiento) podrías considerar clamp y corte entre dos ligaduras; esto es riesgoso y se deja a personal entrenado. Si no hay alternativa, piensa primero en asegurar al bebé (pinza/lazada del lado del bebé) y luego cortar entre las dos ligaduras con material limpio. Pero, de verdad, esto es último recurso. 

Nace el bebé… ¿y el cordón?

Si el bebé está vigoroso (llora, se mueve, respira): no hay apuro con el cordón. La OMS y otros organismos recomiendan pinzamiento retardado, al menos 1 minuto. Mejora el hierro y no aumenta el riesgo de hemorragia en la madre según la evidencia revisada. Y sí: puedes hacer piel con piel en el pecho de la madre mientras esperas ese minuto o más. 

  • No succiones boca/nariz salvo que haya secreciones que realmente obstruyan. Seca, frota suavemente la espalda, deja que el bebé “despierte” y toma aire.
  • Piel con piel inmediata y cubrir con paño seco por encima: reduce hipotermia y mejora la transición del recién nacido. Mantén cabeza de lado y vía aérea libre. 

¿Cortar o no cortar el cordón?

Si no tienes necesidad, puedes no cortar y trasladar con placenta/cordón juntos, bien contenidos en una bolsa limpia.

Si debes cortar (por seguridad en traslado, riesgo de tirones, o contaminación):

  • Ata dos lazos (o pinzas limpias) a 3–4 cm del ombligo, separados 3–5 cm entre sí.
  • Corta entre ambos con tijera limpia tras esperar ≥1 minuto y cuando el bebé esté respirando bien. Mantén todo seco y limpio. 

Humor de nervios: si solo recuerdas una cosa aquí… “no sueltes al bebé”. Suena obvio, pero en el apuro los guantes húmedos y los recién nacidos resbalan como un jabón nuevo. Sostén firme y con cariño. 

3) El recién nacido en los primeros 10–60 minutos

Calor, respiración y contacto

  • Seca bien (cabeza incluida) y piel con piel continuo. Cubre con manta/frazada por arriba. Evitar hipotermia es clave. 
  • Señales de alarma: respiración rápida persistente, quejidos, cianosis (labios muy azules), hipotermia que no mejora con calor, somnolencia marcada o imposibilidad de alimentarse. Busca atención urgente.
  • Si estás entrenado en RCP de lactantes, actúa; si no, continúa estimulando suavemente, mantén vía aérea libre y calor, y busca asistencia. (Este post no reemplaza un curso de reanimación).

Lactancia temprana

Ofrece el pecho lo antes posible. La succión ayuda al bebé… y también ayuda a la madre porque libera oxitocina y disminuye el sangrado. Si no hay leche aún, no te frustres; el calostro es oro líquido en gotas.

Cordón y ombligo

Mantén el muñón limpio y seco. No apliques cenizas, alcohol, cremas, ni “remedios caseros”. Vigila enrojecimiento, mal olor o secreción: requiere evaluación.

Pendientes sanitarios

Cuando sea posible, el recién nacido debe recibir vitamina K, control pediátrico, tamizajes y vacunas según calendario. Anótalo como tarea prioritaria cuando accedas al sistema de salud.

4) La madre después del nacimiento

Alumbramiento de la placenta

Tras el bebé, llega la placenta. No tires del cordón. Espera contracciones nuevamente y deja que salga sola; puede tardar 20–60 minutos. Si la placenta no sale y hay sangrado abundante, prioriza traslado y presión suave externa en la parte baja del abdomen para palpar el útero (duro “como un pomelo” es buena señal).

¿Cuánto sangrado es demasiado?

Un sangrado que empapa toallas rápidamente, mareo, palidez fría, latidos muy rápidos: emergencia. La hemorragia posparto es una de las primeras causas de muerte materna en el mundo; haz compresión uterina externa (masaje del fondo), fomenta lactancia, abriga, eleva piernas y busca ayuda. (El masaje sostenido de rutina no previene por sí solo si ya se administró oxitocina en contexto hospitalario; en escenarios sin fármacos, como primeros auxilios comunitarios, el masaje del fondo es una maniobra de soporte mientras llega ayuda). 

Leer  Oximetría de pulso, o Saturometría del Oxígeno

Cómo ubicar el fondo uterino: coloca una mano encima del pubis para “contrapresión” y con la otra palpa arriba del ombligo hacia abajo buscando una “pelota” firme; masajea con movimientos circulares suaves pero firmes hasta que endurezca.

Cuidados generales

  • Calor y líquidos (si está consciente y no vomita).
  • Micción: si puede orinar, ayuda a que el útero contraiga mejor.
  • Revisa desgarros visibles que sangran mucho (presión con paños limpios).
  • Observa signos de infección en días siguientes: fiebre, mal olor en loquios (flujo), dolor pélvico progresivo. Requiere evaluación.

5) Guía express paso a paso (resumen de bolsillo)

  • Evalúa el entorno: seguro, limpio, tibio, luz.
  • Lava manos y usa guantes limpios.
  • Acompaña: respiración, posiciones cómodas; no jales al bebé.
  • Cabeza afuera: revisa cordón al cuello; intenta deslizarlo suave.
  • Bebé nace: sostén firme, piel con piel, seca y cubre.
  • Retrasa el pinzamiento del cordón ≥1 minuto si está vigoroso.
  • No succionar salvo obstrucción evidente.
  • Lactancia temprana: ayuda al bebé y reduce sangrado.
  • Placenta: espera expulsión sin tirar; vigila sangrado.
  • Si hay hemorragia: masaje del fondo, abrigo, piernas elevadas, busca ayuda. 

6) Cosas que no debes hacer

  • No “meter mano” dentro del canal de parto.
  • No traccionar la cabeza, los hombros ni el cordón.
  • No soplar aire frío al bebé ni dejarlo mojado.
  • No aplicar sustancias en el ombligo.
  • No retrasar el traslado si hay señales rojas.

7) Bonus prepper: cómo integrar esto a tu kit y entrenamiento

  • Agrega a tu kit de emergencia paños estériles, guantes, cintas/cordones limpios y tijeras que puedas hervir. 
  • Considera un curso de primeros auxilios (ideal con módulos de remoto/WFA), para que la teoría no quede en letra muerta cuando más lo necesitas. 

8) Cierre (y un pequeño respiro)

Atender un parto en emergencia no te convierte en matrona ni en obstetra. Te convierte en alguien que sostuvo la calma, cuidó la higiene, acompañó con respeto y siguió unos pasos sencillos mientras llegaba ayuda. Si alguna vez te toca, recuerda: limpio, cálido, tranquilo, y no jales.

9) Apéndice: cuando el parto en casa sale mal — riesgos reales, duelo y qué viene después

Este apéndice no busca asustarte; busca decirte la verdad con respeto. Los partos “de último recurso” fuera de un sistema de salud aumentan el riesgo para madre y bebé. Por eso, siempre que exista la mínima posibilidad de llegar a un centro o llamar ayuda, hazlo.

1) Cómo eran las cosas “antes de la medicalización” (y por qué importan hoy)

A comienzos del siglo XX, cuando la mayoría de los partos ocurrían en casa y sin antibióticos ni quirófano, morían entre 600 y 900 mujeres por cada 100.000 nacimientos en EE. UU., y alrededor de 100 bebés de cada 1.000 no llegaban al primer año. Eran cifras durísimas, y no se debían a “mala suerte”, sino a hemorragias, infecciones puerperales, partos obstruidos y prematuridad que nadie podía tratar bien. El salto a manos lavadas, antibióticos, bancos de sangre, cirugía segura y seguimiento prenatal cambió la historia. 

Para aterrizarlo en 2025: Chile ronda hoy ~10 muertes maternas por 100.000 nacidos vivos (orden de magnitud bajísimo en perspectiva histórica). Es decir, el estándar moderno salva vidas. Perder ese acceso —por desastre, aislamiento o colapso del sistema— nos devuelve parte de aquel riesgo. 

2) Qué se muere y por qué: la foto cruda

  • Madre: la hemorragia posparto sigue siendo la principal causa de muerte materna a nivel mundial (≈14 millones de mujeres sufren HPP cada año; ~70.000 mueren). En contextos remotos, sin fármacos ni sangre, ese sangrado se vuelve un enemigo feroz. Otras causas: preeclampsia/eclampsia, infecciones, partos prolongados/obstruidos.
  • Recién nacido: los primeros minutos–horas son el “valle de la muerte”. Las principales causas siguen siendo prematuridad, asfixia/trauma del parto e infecciones, con el 75% de las muertes neonatales ocurriendo en la primera semana (y ~1 millón en el primer día). 

3) ¿Cuán probable es que ocurra una muerte en un parto no planificado en casa?

Hay un matiz importante. No es lo mismo un parto planificado en casa con matrona y red integrada, que un parto no planificado o “accidental” fuera del hospital (lo que suele pasar en emergencias).

Leer  El Estado Físico de un Prepper

En sistemas bien integrados, estudios grandes encuentran que el riesgo absoluto de muerte perinatal en partos planificados en casa de bajo riesgo es bajo y parecido al hospital en varios contextos, aunque existe debate y diferencias por país/organización del sistema.  En cambio, los partos no planificados fuera de institución (ambulancia, domicilio sin preparación) muestran tasas de mortalidad perinatal significativamente más altas que los partos hospitalarios; por ejemplo, estimaciones de 15/1.000 vs 5/1.000 en un análisis citado frecuentemente. Se suman más hipotermia neonatal, prematuridad, PPH y presentaciones anómalas. En resumen: si es improvisado, el riesgo se multiplica. 

Con este telón de fondo, nuestro post principal te daba maniobras para ganar tiempo (calor, higiene, no traccionar, piel con piel, masaje del fondo, traslado). Aun así, hay escenarios en que, pese a hacerlo todo “bien”, puede ir mal.

4) Si ocurre una muerte materna o neonatal: el después inmediato

No vas a estar en modo “manual de psicología”. Estarás en shock: olor metálico, silencio espeso, manos frías. Respira. En minutos y horas siguientes:

Seguridad y cuidado físico: si muere la madre y el bebé vive, prioriza calor y alimentación del RN (piel con piel con otra persona, mantener seco y abrigado). Si no es posible lactar de inmediato, busca ayuda sanitaria urgente para alternativas seguras (donación de leche/fórmula preparada con agua segura; no improvises recetas). En todos los casos, traslado cuanto antes. Las guías de cuidado neonatal temprano y piel con piel no son “ternura”: salvan vidas.  Documentación y autoridades (cuando aplique): en contextos formales, una muerte perinatal o materna se notifica. En desastres, quizá no sea inmediato. Toma nota factual (hora, síntomas, maniobras realizadas). Te ayudará después. Cuida al cuidador: deshidratación, hipotermia y colapso emocional son comunes. Bebe agua, tapa el cuerpo con respeto si corresponde, pide ayuda.

5) El duelo: cómo se siente, cuánto dura y qué necesitas saber

El duelo perinatal/materno no es lineal ni “se supera en X días”. Puede mezclar tristeza profunda, culpa, rabia, entumecimiento, alivio (sí, incluso), y miedo a volver a intentarlo. Estudios muestran que el proceso de duelo suele atenuarse a lo largo de ~2 años, pero con subidas y bajadas; el soporte temprano reduce ansiedad, depresión y TEPT posteriores. 

Algunas ideas prácticas, aterrizadas:

  • Nómbrenlo (si resuena con ustedes).
  • Hacer huellas, una carta, una cajita de recuerdos. Los rituales ayudan a que el cerebro entienda lo que pasó. (Los manuales de duelo perinatal insisten en validar y no minimizar). 
  • Frases que ayudan / que no ayudan
    • Útiles: “Estoy contigo”, “¿Quieres contarme cómo fue?”, “Puedo encargarme de X mientras descansas”.
    • Evitar: “Al menos…” / “Ya tendrás otro” / “Fue lo mejor”. Cortan el proceso y aumentan la culpa. (Las guías clínicas y de apoyo a familias son claras en esto).
  • Cuerpo y hormonas: el posparto ocurre igual aunque el bebé muera; hay subida de leche, loquios, cambios de ánimo. Necesitas vigilancia médica cuando sea posible.
  • Pareja y familia: cada quien duerme y llora distinto.
  • Hablen de tareas concretas (comida, llamadas, limpiar) y de cómo quieren recordar.
  • El silencio prolongado y la evitación empeoran las cosas. 
  • Red y profesionales: busca grupos de apoyo (hay recursos en español y líneas de ayuda de salud mental perinatal. Si sientes que no avanzas, pide apoyo psicológico. 

6) Situaciones que probablemente vivirás (y cómo navegar)

La mente repite “¿y si…?”: es normal. Anota los hechos (lo que sí hiciste, en qué orden). Compartirlos con un profesional más adelante ayuda a procesar. 

Cansancio brutal: duermes a ratos, comes poco. Define turnos para dormir y para las gestiones. La casa “queda marcada”: algunas familias prefieren cambiar de espacio temporalmente; otras armar un rincón de memoria. No hay receta.

Reacciones físicas: opresión torácica, “nudo” en la garganta, escalofríos.

Señales de alerta (pide ayuda): ideación suicida, desconexión total, consumo problemático de alcohol/drogas, o síntomas físicos que no ceden.

Si hay otros hijos: explícalo con palabras simples y verdad (“el bebé murió; no fue culpa tuya”). Evita metáforas tipo “se fue a dormir” (confunden y asustan). Guías familiares lo recomiendan explícitamente. 

7) Tendencias 2024–2025: por qué este tema vuelve a importarnos

A pesar de décadas de progreso, el avance se estancó desde 2016 en varios lugares y la OMS/UNICEF alertan de retrocesos por shocks del sistema (pandemia, recortes, conflictos). Se estima que ~260.000 mujeres murieron por causas relacionadas con el embarazo en 2023; sin inversión sostenida en personal, fármacos y servicios, los números pueden empeorar. ¿Qué significa para ti? Que prepararte no es paranoia: es reconocer que los sistemas pueden fallar, especialmente en situaciones de crisis y desastres. 

8) Un último encuadre honesto

La guía principal te da herramientas para hacer lo mejor posible cuando no llega ayuda. Aun así, hay eventos (hemorragia masiva, convulsiones, parto obstruido, prematuros extremos) que superan lo que un equipo improvisado puede resolver. Nombrarlo no te hace débil; te hace responsable.

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