Imagínate esto: se va la luz por varias horas. No hay acceso a internet. Quizás incluso se corta el agua. Estás en casa con tu madre mayor, o con tu hijo que necesita medicamentos diarios. Tal vez tú mismo tienes una enfermedad crónica que requiere ciertos cuidados. ¿Qué haces?
La mayoría de los consejos sobre supervivencia están pensados para gente sana, móvil, y con mucha energía. Pero ¿qué pasa con los adultos mayores, los pacientes encamados o quienes viven con enfermedades como diabetes, hipertensión o problemas respiratorios?
Yo creo que la verdadera prueba de preparación es poder cuidar a los más vulnerables. Así que hoy quiero compartirte una guía clara, con cariño y sin complicaciones, para prepararte con sentido común ante cualquier emergencia.
Preparación para gente con necesidades especiales
1. Lo básico: agua, luz y calor… adaptado a tu realidad
Si una persona toma medicamentos, necesita higiene constante o usa equipo eléctrico (como oxígeno o camas especiales), un corte de energía puede ser muy grave. Por eso, el primer paso es tener un pequeño plan personalizado.
¿Qué necesitas sí o sí todos los días? Haz una lista. Puede ser:
- Medicamentos
- Agua potable
- Alimentación especial (líquida, en papilla, etc.)
- Pañales, apósitos o insumos de cuidado
- Dispositivos médicos (nebulizadores, oxígeno, succión, etc.)
Una vez tengas esa lista, lo ideal es tener al menos 3 días de cada cosa. Si puedes 5, mejor. No para vivir como en una película apocalíptica, sino para ganar tiempo en lo que vuelve todo a la normalidad.
Si tú o tu familiar es electrodependiente (requiere un equipo electrónico para vivir…que no sea el celular con internet), deberás pensar en tener un sistema de baterías o powerbank de respaldo. Recuerda revisar que la batería de respaldo esté funcionando freecuentemente. No te confíes, porque esas baterías se dañan con el tiempo y duran cada vez menos.
Consejo práctico: guarda agua en botellas pequeñas que puedas mover fácilmente, y ten linternas recargables o solares que no dependan de pilas. Nada de velas si hay riesgo de caídas o si la persona usa oxígeno.
2. Medicamentos: que no falte lo que salva vidas
Este punto es clave. Un paciente con epilepsia, diabetes o presión alta no puede quedarse sin tratamiento, aunque haya terremoto.
Mi recomendación: siempre ten una “caja de reserva” con los medicamentos más importantes para al menos 72 horas. Rótalos una vez al año para que no se venzan. Y si es necesario refrigerarlos, como la insulina, guarda una hielera con acumuladores de frío listos en el congelador.
También imprime un listado con:
- Nombre completo del paciente
- Alergias
- Diagnósticos importantes
- Medicamentos y dosis
- Nombre y número del médico tratante
Guárdalo en una funda plástica junto al carnet de identidad. Si alguien tiene que ayudar en una emergencia, ese papel puede hacer una gran diferencia.
3. ¿Y si hay que evacuar?
Este punto asusta, pero es necesario. A veces hay incendios, inundaciones o fugas de gas. Y aunque la persona esté encamada o con movilidad reducida, hay que tener un plan.
Piensa en esto:
- ¿Cómo bajarías a tu familiar si vives en un edificio?
- ¿Tienes una silla de ruedas o sistema para moverlo con seguridad?
- ¿Quién puede ayudarte si estás solo?
Haz una pequeña red de apoyo: un vecino de confianza, un familiar cercano, alguien que sepa que, si pasa algo, puede ayudarte. No esperes a “ver qué pasa”. Practícalo aunque sea una vez. Créeme, vale la pena.
4. Higiene y comodidad: lo que no puede faltar
Quedarse sin agua o sin luz también afecta el aseo y la dignidad de quien está enfermo o postrado. A veces los pequeños detalles salvan días completos.
Ten siempre a mano:
- Guantes
- Toallas húmedas
- Bolsas de basura
- Jabón en barra
- Alcohol gel
- Ropa cómoda de recambio
5. Comunicación clara y accesible
En emergencias, la información es poder. Pero si no tienes internet ni teléfono, ¿cómo te enteras de lo que está pasando?
Una radio portátil con pilas (sí, como las de antes) puede informarte de cortes, alertas o indicaciones. También deja números importantes escritos a la vista: el SAMU, bomberos, familiares, el centro de salud más cercano.
Y por si alguien más tiene que entrar a ayudar, pega en la pared una hoja con instrucciones básicas: cómo girar a la persona en cama, a qué hora darle su medicamento, qué alimentos tolera, etc. No sabes lo útil que puede ser eso si te enfermas tú o tienes que salir.
6. Salud emocional: la parte invisible que también importa
Las emergencias no solo cansan el cuerpo. También afectan el ánimo. Y eso vale para quien cuida y para quien es cuidado.
Si estás con una persona postrada, hablale aunque no responda. Explícale lo que pasa. Pon música suave. Hazle sentir que está en un entorno seguro, aunque afuera haya lluvia, apagón o caos.
Y tú, cuidador o cuidadora, también mereces contención. No puedes dar lo que no tienes. Busca redes de apoyo, grupos en línea, o simplemente cuéntale a un amigo cómo te sientes. Cuidar no es fácil, pero tampoco tienes que hacerlo solo.
7. Un plan familiar para cuando tú no estés
Este punto es duro, pero muy importante. ¿Qué pasa si tú te accidentas, te enfermas, o simplemente no estás en casa?
Haz un plan de respaldo:
- ¿Quién puede hacerse cargo de la persona si tú faltas?
- ¿Dónde están los insumos?
- ¿Qué necesita urgente cada día?
Entrena a otra persona de confianza, aunque sea una vez. Enséñale lo básico. Y ten un sobre o carpeta con toda la información clave al alcance.
Esto no es pesimismo. Es amor en su forma más práctica.
Entonces, ¿estás preparado para cuidar en cualquier situación?
La verdadera supervivencia no se mide en cuánto corres o cuánto equipo tienes… se mide en cuánto puedes proteger y cuidar a los que dependen de ti.
Y si tú eres quien está enfermo o postrado, no estás solo. Puedes hacer pequeñas cosas para estar mejor preparado, incluso desde tu cama: tener tus medicamentos listos, tus contactos a mano, y tu entorno seguro.
Así que te propongo algo: este fin de semana, revisa junto a tu familia o cuidador tu plan de emergencia. Arreglen juntos esa mochila con tus cosas. Revisen los medicamentos. Impriman la lista médica. Hagan una pequeña rutina.
¿Tú cuidas a alguien o vives con una condición crónica? ¿Qué cosas te han servido en emergencias? Me encantaría leer tu experiencia en los comentarios. Tus consejos pueden ayudar más de lo que imaginas. Si quieres, únete al el chat de Telegram para seguir compartiendo información.
Nos leemos pronto. Y recuerda: cuidar también es sobrevivir.