¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si el supermercado de la esquina cerrara mañana? No por remodelación, sino porque simplemente… no hay nada que vender. Imagínate eso por un momento. Las estanterías vacías, la gente buscando desesperada algo comestible, y tú parado ahí, con hambre y sin saber qué hacer.

Ahora, ¿y si te dijera que, incluso en medio del concreto y los cables eléctricos, podrías encontrar alimentos? Sí, comestibles reales, nutritivos y gratuitos. Bienvenido al mundo del forrajeo urbano y suburbano: una habilidad olvidada por muchos, pero que podría marcar la diferencia entre pasar hambre o sobrevivir.

Diente de Leon
Diente de Leon

¿Qué es el forrajeo y por qué importa hoy más que nunca?

El forrajeo es, básicamente, recolectar alimentos silvestres. Y no, no estamos hablando solo de setas en bosques lejanos o bayas exóticas en la cordillera. Hablamos de malezas comestibles en tu jardín, árboles frutales en la vereda, o plantas “decorativas” que en realidad están llenas de nutrientes.

Con los eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes, la inflación galopante (¿has visto cuánto cuesta el aceite últimamente?) y una cadena de suministro global tambaleante, saber cómo encontrar comida más allá del carrito de supermercado es una habilidad poderosa.

¿Dónde buscar? El “supermercado escondido” en tu entorno

Uno de los mayores errores es pensar que en la ciudad no hay naturaleza. Créeme, está por todas partes. Solo hay que aprender a mirar.

1. Veredas y jardines públicos

Muchos municipios plantan árboles frutales o plantas ornamentales que son comestibles sin darse cuenta. Por ejemplo:

  • Moras silvestres: Enredaderas rebeldes que crecen como plagas en cercas, terrenos baldíos y ciclovías. Dulces, cargadas de antioxidantes, y sí, ¡completamente gratis!
  • Hinojo silvestre: Esa planta alta, con hojas finitas y olor a anís, suele aparecer cerca de caminos y canales. Puedes usar las hojas, semillas y bulbo.
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2. Plazas y parques

  • Diente de león (Taraxacum officinale): Todos lo odian en sus jardines, pero sus hojas son excelentes en ensaladas (un poco amargas, sí, pero muy nutritivas) y las raíces se pueden tostar como sustituto del café.
  • Trébol blanco y rojo: Se comen las flores y hojas; puedes infusionarlas o agregar a ensaladas.
  • Ortiga: Rica en hierro y clorofila, aunque requiere cuidado al manipularla (usa guantes). Una vez cocida, pierde su picor.

3. Entornos suburbanos o márgenes de la ciudad

Aquí es donde se pone interesante. Hay más espacio, más “desorden” natural y, por ende, más biodiversidad:

  • Frutales olvidados: Muchas casas antiguas, escuelas y centros comunitarios tienen árboles de manzanas, ciruelas, peras, parras, castaños o nogales. Y nadie recoge la fruta. ¡Bingo! Solo tienes que esperar la época adecuada de cosecha (y el permiso del propietario).
  • Hierbas espontáneas como el llantén, la verdolaga o el mastuerzo crecen en suelos compactados, junto a caminos de tierra, y son súper nutritivas.

¿Cómo saber si algo es comestible?

Buena pregunta, porque aquí no se juega. No todo lo que crece es comida. Un error puede costarte caro.

Te recomiendo lo siguiente:

  • Aprende con guías locales: En Chile, por ejemplo, existen recursos como los talleres de etnobotánica urbana o grupos de forrajeo en redes sociales. También puedes revisar sitios sobre flora comestible local.
  • Apóyate en apps como iNaturalist o PlantNet, pero verifica siempre en varias fuentes antes de probar algo.
  • Haz la prueba de contacto: Si estás 100% seguro de que no es tóxico, prueba tocándola primero, luego olerla, luego un pequeño bocado (sin tragar), y ve cómo reacciona tu cuerpo.

Plantas silvestres comestibles comunes en Chile (y dónde encontrarlas)

Vamos con una lista práctica. Te voy a contar qué partes se comen, cómo se preparan, y dónde suelen aparecer. No todas son para comer crudas como una manzana; algunas hay que cocinarlas, hervirlas o secarlas. Pero todas tienen historia, sabor y mucho que aportar.

1. Verdolaga (Portulaca oleracea)

Verdolaga
  • Dónde la ves: Suelos secos, grietas de veredas, bordes de huertas y patios. Es bajita, con tallos rojizos y hojas carnosas.
  • Cómo se come: Cruda en ensalada (con limón, queda fresca y crocante) o salteada como espinaca.
  • Dato extra: Tiene más Omega-3 que muchas verduras “fancy” del supermercado.

2. Diente de león (Taraxacum officinale)

  • Dónde aparece: Jardines, parques, cunetas… ¡por todas partes!
  • Qué partes se comen: Hojas, flores y raíces.
  • Cómo se usa: Hojas tiernas en ensalada (ojo, son amargas), raíces tostadas como sustituto de café, flores para infusiones o incluso jarabes.
  • Propiedades: Diurética, digestiva y rica en hierro.
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3. Ortiga (Urtica dioica)

  • Dónde la encuentras: Zonas húmedas, orillas de canales, entradas de cerros o terrenos abandonados.
  • Precaución: ¡Usa guantes! Pica como el demonio crudo, pero se neutraliza al cocinarla.
  • Cómo se come: Hervida, en sopas, como relleno de empanadas o en tortillas.
  • Súperpoderes: Alta en proteína vegetal, hierro y clorofila. Ideal si andas débil o anémico.

4. Mastuerzo (Tropaeolum majus)

  • Esa flor colorida de jardín que no sabías que era comestible.
  • Partes comestibles: Hojas, flores y semillas.
  • Sabor: Un picor suave tipo rabanito.
  • Usos: Genial para ensaladas decorativas y sabrosas. Las semillas verdes se pueden encurtir como si fueran alcaparras.

5. Llantén (Plantago major)

Llantén
  • Común en: Jardines, caminos de tierra, patios, hasta entre baldosas.
  • Partes comestibles: Hojas (las jóvenes), semillas.
  • Propiedades: Es antiinflamatorio y calmante digestivo.
  • Tip: Las hojas se pueden hervir como verdura o usar en cataplasmas para heridas.

6. Quilquén o michay (Berberis spp.)

  • Dónde: Zonas precordilleranas, cerros y algunos parques naturales.
  • Parte comestible: Fruto azul o morado, pequeño y ácido.
  • Ideal para: Mermeladas, jugos o salsas.
  • Dato cultural: Usado por pueblos originarios desde tiempos antiguos.

7. Cochayuyo y luga (algas comestibles)

  • Ok, no es “planta terrestre”, pero… ¡son silvestres y chilenas!
  • Dónde las consigues: Playas rocosas del sur, litoral central. También las venden secas en ferias.
  • Cómo se preparan: Hidratar, cocer y usar en ensaladas, guisos o con papas.
  • Nutrición nivel pro: Minerales, fibra y una textura única que o la amas o la odias. Yo la amo.

8. Cardo

  • Planta llena de propiedades beneficiosas, como hepatoprotectoras, antiinflamatorias, antioxidantes, astringentes, digestivas y hemostáticas, entre muchas más.
  • Se pueden encontrar varios tipos en los sitios abandonados y campos.
  • Se consume en infusión de sus semillas. Algunos tipos de cardo puede consumirse los tallos en forma de ensalada.

9. Uña de gato

  • Planta de hojas carnosas que pueden comerse crudas, cocidas o en conserva, aunque la totalidad de la planta es comestible. Sus frutos solo deben comerse maduros.

Ojo también con lo que No se come

Aprender a identificar lo comestible también significa aprender lo que hay que evitar. Mejor prevenir que andar con dolor de guata (o algo peor).

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Cómo iniciarte en el forrajeo responsable

  • Empieza por una o dos plantas. Aprende bien a reconocerlas y úsalas en la cocina.
  • No improvises: Lo que se ve bonito no siempre es comestible. Consulta fuentes locales o grupos especializados (puedes buscar en Facebook «Forrajeo urbano Chile», por ejemplo).
  • Recolección sostenible: Solo toma lo que necesitas, nunca arrases. Y si ves abejas o bichitos usando esa planta… déjala tranquila.
  • Cosecha lejos de carreteras o zonas contaminadas: El aire y el suelo pueden tener metales pesados u otras cosas feas.
  • Respeta la propiedad privada.

El forrajeo como acto de libertad

Forrajear no es solo cosa de campo o de hippies con mochila. Es una práctica ancestral, adaptada a los tiempos modernos, que te puede dar libertad, resiliencia y una conexión hermosa con tu entorno. No necesitas ser un experto botánico. Solo tener curiosidad, respeto por la naturaleza y ganas de aprender.

La próxima vez que camines por tu barrio, mira el suelo, las orillas del camino, ese rincón donde todos ven «maleza». Lleva una lupa, tu celular con alguna app de identificación de plantas, y abre bien los ojos. Tal vez estés viendo tu próxima comida… y ni lo sabías.

¿Te animas a identificar alguna esta semana? ¿Tienes recuerdos de tu abuela cocinando alguna de estas plantas? ¡Cuéntamelo! Y si quieres que prepare un pequeño ebook con recetas chilenas usando estas plantas silvestres, me avisas y lo armamos con cariño y un poco de tierra bajo las uñas.

Y si ya has forrajeado antes, ¡cuéntame tu experiencia! ¿Qué encontraste? ¿Lo cocinaste? ¿Te sorprendiste?

Porque sí, entre cemento y semáforos… también crece la vida.

Morpheuz

Por Morpheuz

Lo importante es saber un poco de todo. Y ser especialista en algo determinado. Después, basta aprender a colaborar con la comunidad.

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